Comenzamos una nueva semana de pasión pendientes de dos subastas de deuda pública, de la prima de riesgo y de los movimientos de la casta política para mantener íntegros sus privilegios y prebendas.
El régimen feudal español (no quiero llamarlo democracia para que no lo consideren un insulto) tiene la intención de que los miembros de su secta o casta sigan viviendo con un tren de vida propio de potentados, que sus fechorías sigan impunes y que todo el despilfarro que generan ellos lo paguemos los que ellos consideran esclavos.
Veo y observo que tímidamente la gente empieza a estar ya harta de tantas mentiras, de tanto corrupto, de tanto engaño y de una situación que no hace sino empeorar conforme pasan las horas.
Quizás puedan engañar a unos cuantos durante algún tiempo, pero esta falsificación de la realidad y esta estafa a escala sin precedentes contra el resto de los ciudadanos no se prolongará mucho en el tiempo.
No creo que sea normal que la casta política mantenga a 1, 2 o 3 millones de parásitos de su cuerda con el dinero que con mucho esfuerzo ingresamos los trabajadores.
No creo que pueda mantenerse por más tiempo un entramado de empresas públicas, fundaciones y demás cuevas de latrocinio que sólo sirven para mantener a enchufados de la cuerda y
trasladar el dinero de todos al de unos pocos. En muchos lugares a estas acciones se las llama directamente robar.
La casta nos pide que hagamos esfuerzos y ellos no mueven un sólo dedo. No creo que sea muy lógico que por mantener una casta parasitaria se sacrifique a todo un país.
Siempre insisto en lo mismo cuando entro en este tipo de debates con colegas y amigos, hasta que no exista una ley electoral justa en la que todos los votos valgan exactamente lo mismo y la división de poderes sera real y efectiva, no llegaremos a ninguna parte.
En todo el país podemos trasladar la misma inquietud, pero en Canarias, donde me encuentro, el tema ya pasa de castaño oscuro.
En Canarias supongo que estarán muy contentos los votantes de PSOE, PP y CC. gracias a su pacto de la corrupción y merced a una ley electoral manifiestamente injusta, Paulino Rivero y sus cómplices, llevan 20 años o más masacrando el archipiélago.
La única constante que puede constatarse durante todo este tiempo es
el crecimiento de la pobreza, el aumento del paro y la disminución de las espectativas de futuro de todos los canarios.
Ahora nos vendrán con el rollo de la autonomía de Canarias del nacionalismo trasnochado y de la imposición de Madrid, pero la realidad es que es sólo una mera pose. La casta política española compuesta por PSOE, PP y los nacionalistas de cuenta corriente juegan a mostrarnos una obra de teatro caduca, rancia y pésima, que muchos siguen disfrutando, mientras nos impiden ver cómo se manejan los hilos. Todo sea porque la impunidad salga siempre victoriosa para la secta y la casta política pueda seguir vivindo sin hacer nada a costa de todos. Un estado parasitario en toda regla.